miércoles, 29 de septiembre de 2010

Fue sólo entonces

Y así, sin más, sin hacer más que aparecer,
Como el fulgor del amanecer,
O el resplandor de un espejo al sol,
Todo cambio, entre ruido y metrallas,
Del combate solitario que hacía años luchaba,
Un día escuche el fuego cesar…
Y el horizonte ya dejo de estar gris,
El viento se llevo la niebla de guerra,
El océano me recito una poesía al odio…
Pero una poesía de amor y redención…
Así que entregue mi cuerpo sin alma,
Para ser curado por la sirena que me busco,
La única que traía consigo cariño,
Una cuota de magia y una pizca de emoción,
Y en una noche de tormento y dolor pregunte:
- Eres acaso la muerte que vino a traerme paz?
Su lúgubre, pequeña y hermosa voz contesto:
- Los ángeles no matan!
Fue solo entonces cuando pude descansar en sus brazos,
Hoy desde allí, puedo contar, esta simple historia…

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