miércoles, 1 de junio de 2011

Idea II

Atípica mañana, no por el frío porque La Plata es húmeda, pero el aire huele raro y las paradas del micro están vacías aun, representando la decadencia de los tiempos de hoy. Mas tarde el sol fue haciendo sus quehaceres y con mucha calma, la vereda se fue entibiando, pero lo hizo muy lentamente, como el paso de un caminante cansado de tanto misionar por la vida. Mientras me desplazaba por las calles ruidosas de esta jungla de cemento, venia pensando alguna melodía sencilla, algo que puede tararearse fácilmente, pero entre las bocinas de los autos y los ómnibus viejos que pasan haciendo estruendo que pueden quebrar hasta la concentración de un monje, me fue imposible lograr lo que me había propuesto al bajar del micro rumbo a mi trabajo. Sin embargo, por momento el asfalto se callaba y quizá a lo lejos podía percibir al menos el canto de algún pajarito, también tímido ya que el clima no ayudaba.
Mas tarde, ya condenado a mi traje de obrero, mientras intentaba disfrutar al menos una taza de café de calidad mediocre, el teléfono sonaba constantemente atentando contra mi perdida tranquilidad matinal... hasta parecía que todo conspiraba en mi contra... Luego de algunas horas en la que mi mente estuvo en piloto automático y para ser sincero, no puedo precisar que hice ni que estuve pensando porque me programe para que el tiempo pase inerte a mi conciencia, se hizo la hora del almuerzo, liberándome por una hora de mi oficina la cual pretendía tenerme cautivo hasta el fin de los días. Salí, mientras algunos compañeros saludaban por cortesía y otros lo hacían sinceramente, me dispuse a retomar esa misión fallida que había procurado lograr unas cuantas horas antes, encontrar en mi cabeza esa melodía simple...
Que puedo decir? IMPOSIBLE!! será mi respuesta, ya que la gente camina altiva e incontrolada por las calles, al ritmo vertiginoso de una sociedad de muecas festivas y caras macabras, algunos hipnotizados por la codicia de tener un centavo mas que ostentarle y presumirle a su vecino y otros ahogados en la pasión de superar los limites impuestos por lo estereotipos, pero todos estos, ignorando con totalidad que se están perdiendo lo simple, lo elemental, lo que esta a la vista delante de nuestras narices pero no se ve, se están olvidando de vivir al compás de un tango, dejándose matar por la murga de lo renegados... Y esto es algo que asesina la mente de un poeta, hasta en su hebra mas oscura... Pero lo seguiré intentando...

1 comentario:

Nanim Rekacz dijo...

Hay que irse de la ciudad a vivir a otro lugar donde no te sientas así.