viernes, 27 de mayo de 2011

Un poco de silencio nada más

La anestesia de la felicidad dura pocos instantes, será por eso que vivir duele?
Quizá el reflejo del sol a veces me molesta,
Aunque lo añoro cada día al levantarme… que está pasando aquí en mi mente?
No voy a intentar buscar respuesta de preguntas que aun no hice,
Simplemente voy a flotar en la imaginación de un espejo de agua,
O en la translucida sabana de alguna guarida vieja,
Necesito un salto de la tierra con caída libre en el cielo si es posible…
Mientras el formalismo me condiciona al humanoide trivial clásico,
Prefiero pensar que hay música mejor más allá de mis oídos…
Donde sólo pueda bailar con las valkirias,
Donde el dolor duela menos y la muerte sea la dueña de su propio kiosco,
Y la poca gente que habite tenga ganas de caminar… y sólo caminar…

Porque busco una voz estridente y suave a la vez,
Tratando de encontrar la inflexión, el vórtice, el espacio cuántico del por qué,
Las palabras precisas que nunca pude hallar en el fondo del mar.
Busco la perdida tranquilidad, ese silencio profundo después de la guerra,
El grito de paz que perdí de mi bolsillo una tarde de pesca…
Me busco a mi… en un cuadro incompleto entre oleos de experiencias,
Y el caucásico amanecer de este despertar de otoño…
Necesito a gritos silencio… silencio y sólo silencio por favor…

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